Editar fotos es buscar detalles; cernir las montañas de fotos que se toman y dejar que el ojo “descubra” cosas que en el momento de tomarlas no parecen tan obvias. Tomar fotos es fácil: mirar por el objetivo, componer la foto (algo que se aprende con la práctica y algo de teoría pero es más intuitivo que racional), enfocar y disparar. Como es tan fácil, en la era de la fotografía digital, en la que el costo de la película y el revelado se saca de la ecuación total, en mi caso, tomo cientos de fotos de una sentada. En mis excursiones fotográficas, mis ojos están en constante búsqueda de oportunidades que plasmar para la posteridad. La fotografía, y quizás sea algo cliché decirlo, es la acción de congelar momentos y, como los momentos, por definición, son irrepetibles en el concepto linear del tiempo, esas imágenes, aquellas que realmente llaman el ojo del editor, son como joyas encontradas. Algunas veces, ¿por qué no?, se encuentran varias joyas en una misma fotografía. La foto que se ve al lado es la imagen original de algo que me llamó bastante la atención. Aparte de la obvia belleza de la muchacha, fue en realidad el contraste de las sandalias blancas, lo esbelto de las piernas y un pelo largo, lacio y negro como el azabache, lo que clamaba a voces que alguien la fotografiara. Nobleza obliga…
Lo curioso de la fotografía (y hay muchas como esa), una toma posterior a ésta, es que gracias a la composición y al recorte selectivo de porciones contrastantes, he podido crear tres fotos distintas y cada una de ellas contiene la misma carga de sensualidad que las demás. No todas las fotografías sensuales tienen que ser desnudos. Creo que el sólo indicio de la piel es, en la mayoría de los casos, suficiente para transmitir el mensaje. Estos son los resultados:
White Shoes, Two
“Impacto”, One
“Impacto”, Two
Como información, la foto fue tomada en ocasión del “Spanish Fiesta, 2005”, en Penn’s Landing, Filadelfia, Julio 9 del corriente. (oprimir en las fotos para ver más detalle)